En las últimas semanas, hemos notado que algunos de nuestros naranjos en Bétera han perdido su color verde intenso y saludable. Al observar más de cerca, detectamos la presencia de una nueva plaga y confirmamos una afección de la araña roja oriental (Eutetranychus orientalis).
Las plagas son huéspedes no deseados en los campos. Se alimentan de partes de la planta y causan daños. Esto puede provocar una disminución en el rendimiento de la cosecha, una caída masiva de las hojas o, en el peor de los casos, incluso la muerte del árbol.
Estas diminutas arañas rojas perforan las hojas de los naranjos para alimentarse de la clorofila. Como resultado, el árbol pierde la humedad valiosa que necesita para sobrevivir y para el crecimiento de sus frutos. En caso de una infección severa, el árbol se debilita considerablemente.

En la agricultura convencional, los pesticidas químicos son el método más común para el control de plagas, pero estos representan un verdadero peligro para nosotros y el medio ambiente: destruyen la biodiversidad al matar también a organismos beneficiosos como las abejas y la fauna del suelo, y contaminan ecosistemas como el suelo y el agua. Se acumulan de forma persistente en la cadena alimentaria, pueden dispersarse sin control y a menudo provocan un círculo vicioso peligroso en el que las plagas regresan rápidamente, lo que lleva a un aumento en el uso de pesticidas.
De acuerdo con nuestra estricta filosofía de cultivo, en Naranjas del Carmen renunciamos por completo al uso de pesticidas en todos nuestros campos. En su lugar, apostamos por el control ecológico de plagas mediante la prevención, cubiertas vegetales, el uso de insectos beneficiosos y la protección biológica de las plantas.
La prevención es importante y útil
Las medidas preventivas que llevamos a cabo incluyen la plantación intencionada de hierbas repelentes de plagas como lavanda, tomillo y albahaca; acciones mecánicas como la poda de los árboles para permitir la circulación del aire también en el interior de la copa; la introducción de insectos beneficiosos para regular de forma natural las poblaciones de plagas; cubierta vegetal y una alta diversidad de especies en nuestros campos. A través de islas de biodiversidad, franjas florales, madera muerta y setos, creamos hábitats y fuentes de alimento que permiten que se establezcan insectos útiles capaces de reducir drásticamente las plagas.
Protección biológica de los cultivos
Dado que este tipo de ácaro apenas ha comenzado a aparecer en nuestra región, todavía no existe un equilibrio natural con sus depredadores, por lo que utilizamos métodos ecológicos que actúan sin venenos para frenar su propagación.
La eliminación manual de hojas infestadas es eficaz, pero difícil de implementar en grandes superficies. Además, algunos métodos ecológicos son más fáciles de aplicar en huertos domésticos que en campos de cultivo de gran tamaño: El purín de ortiga ha demostrado ser eficaz contra pulgones en árboles jóvenes con infestaciones leves. El ajo o la cebolla, gracias a sus olores intensos, repelen plagas. Otros “remedios caseros” incluyen jabón contra pulgones, posos de café o cáscaras de huevo trituradas contra caracoles, leche contra el oídio, agua de cocción de patatas contra algas, entre muchos otros.
Además, existen productos biológicos aptos para su uso en explotaciones agrícolas más grandes, como el aceite de neem, el jabón potásico o la tierra de diatomeas. Todos estos no son pesticidas tóxicos, sino métodos de protección biológica de las plantas.
Productos a base de silicio
Para nosotros, lo más importante en la protección biológica de nuestros cultivos son los productos a base de silicio. Esta roca sedimentaria blanda está compuesta principalmente por microfósiles. En lugar de actuar directamente contra los organismos nocivos, el silicio fortalece las defensas de las plantas mediante el aporte de minerales y actúa como un escudo protector natural. Refuerza las paredes celulares de las plantas y las hace más resistentes a plagas, enfermedades y estrés ambiental.
Como escudo protector, impide que los insectos se alimenten de las hojas. Si los insectos ingieren partículas de silicio, estas les dañan el aparato digestivo, y su adherencia al cuerpo del insecto provoca su deshidratación y muerte.
Los productos a base de silicio son medidas naturales y no tóxicas. No dejan residuos y, como protección ecológica, son compatibles con los métodos de cultivo orgánico.
Productos a base de aceite
Cuando la plaga ya está en los frutos, utilizamos aceites como producto biológico para el control de plagas. Este método no daña la planta ni contamina el suelo, pero el aceite provoca la asfixia del insecto. Un ejemplo es el aceite de neem, que actúa como insecticida natural contra pulgones y ácaros, aunque también otros aceites vegetales son eficaces.
También utilizamos jabón potásico como protección o fungicida biológico. Este producto se elabora a partir de hidróxido de potasio y aceites vegetales. Es eficaz en el control de plagas como pulgones y ácaros, y en el tratamiento de enfermedades como la negrilla.
En nuestros campos, renunciamos por completo al uso de pesticidas y, en su lugar, aplicamos diferentes tratamientos biológicos según la situación. Las intervenciones se realizan solo cuando son realmente necesarias y con suficiente antelación a la cosecha. En nuestra forma de agricultura ecológica y regenerativa, recurrimos según el caso a aceites vegetales y productos biológicos a base de silicio. Pero sobre todo, apostamos por medidas preventivas como cubiertas vegetales, el uso de insectos beneficiosos y una alta biodiversidad en los campos.
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